28 dic 2011

Capítulo 2

-¿Y qué? Si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho… Además, soy ‘vegetariana’, intento controlar la sed de sangre con… -Miró al río- Esto… Agua transformada en sangre… Es patético haber llegado a esto… -Suspiró. El lobo se quedó quieto, aún mirándola, no lograba pronunciar palabras,  ya le costaba respirar. Fue una impactante situación, nunca había visto un vampiro, pero había oído hablar de ellos; solían tener apariencia humana, joven,  pero en realidad tenían cientos de años, una edad que un humano no habría alcanzado. Los vampiros no tenían niveles, pero sí rangos, entre ellos se diferenciaban los ‘novatos’, algunas familias los utilizaban para pelear, solían estar totalmente descontrolados por la sed de sangre, por lo que su fuerza aumentaba, consumiendo su fuerza vital, por esa razón lo ejércitos tenían un gran número de novatos, no duraban mucho si peleaban a diario. Necesitaban una gran cantidad de sangre, por lo que atacaban a pueblos pequeños que más tarde aparecían completamente destrozados. El lobo  volvió a su forma humana. Era un chico alto, de pelo negro y ojos plateados. Vestía un pantalón oscuro, una camisa gris y una túnica plateada. Sensey salió del río, totalmente cubierta de sangre, cogió su túnica e intentó limpiarse. La sangre del río volvía a convertirse en agua sagrada. Sensey miró fijamente su túnica y susurró:
-Tu nombre…  -Miró al chico- ¿Cómo te llamas?
El chico sonrió, caminó hacia ella y la rodeó con su túnica.
-Mi nombre es Saitou.-Sonrió. Sensey miró la túnica de Saitou.
-¿Llevas mucho tiempo aquí?- El chico la miró algo extrañado.
-Vivo aquí desde siempre…  Nunca he salido de este bosque. –Sensey miró al suelo. Tenía sueño y estaba cansada, llevaba días caminando hasta llegar al bosque; Saitou lo sabía.
-Sensey… Estás cansada, vamos, sé un sitio donde puedes descansar. –Saitou agarró la mano de Sensey y caminó hacia el interior del bosque; Sensey le seguía, mirando a todos lados.
Tras varios minutos caminando, llegaron a una cueva.  Aunque estaba situada bajo un árbol, estaba amueblada como una casa humana normal: tenía luz, agua, habitaciones… Sensey entró en la cueva. Saitou caminó hacia la cocina, se paró en la puerta y la miró.
-Puedes ducharte si quieres. –Señaló una puerta y sonrió. Sensey asintió con la cabeza y abrió la puerta, miró hacia el interior de la habitación y entró. Dejó la túnica de Saitou sobre una caja y se miró al espejo, aún estaba cubierta de sangre. Suspiró, se quitó la ropa y se metió en la bañera, que, sin saber por qué y casi sin explicación, ya estaba llena de agua caliente. La sangre se despegaba de su cuerpo, quedándose flotando en el agua. Saitou llamó a la puerta, Sensey se sobresaltó disimuladamente, y miró hacia la puerta.
-¿Pasa algo, Saitou?
-Se me olvidó decírtelo… Si necesitas otra ropa, puedes usar la que está en la caja de madera.
-¿Tienes ropa de chica?- Sensey se rió.
-Es una larga historia… Después te lo explico. –Saitou sonrió y se alejó caminando hacia el salón. Sensey suspiró, no sabía si confiar en Saitou, había sido amable, pero,  ¿y si era un demonio enviado para capturarla? Estaba cansada, no tenía ganas de pensar. Salió de la bañera, miró a todos lados buscando una toalla, aunque no encontró ninguna. Del suelo empezó a salir una pequeña llama, que tras unos segundos se convirtió en una nube de fuego que rodeaba a Sensey; al secarla, el fuego desapareció. 

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