28 dic 2011

Capítulo 4

Saitou se tumbó en el sofá, había sido un día agotador, pero había encontrado a alguien con quien que se sentía a gusto, cosa que no le sucedía desde que su hermana desapareció. Sensey ya estaba dormida, Saitou debió darse cuenta; se levantó y con cuidado y sin hacer ruido, fue a la habitación de la chica. Abrió la puerta y la miró, allí estaba, parecía indefensa, aunque Saitou sabía que si le escuchaba podría llegar a matarle. Cerró la puerta y se acercó a ella, acercó la mano a su mejilla y la acarició; estaba fría, debió haber recordado antes que hacía demasiado frío en aquella habitación. Cogió una manta y la rodeó con ella, se dio cuenta de que a penas pesaba, su cuerpo era ligero como una pluma; salió de la habitación y caminó hacia la suya. A la mañana siguiente, Saitou salió de su habitación y se sorprendió al ver el desayuno en la mesa. Caminó hacia la cocina, Sensey le miró sonriente y dijo:
-¿Qué? ¿No piensas probarlo? –Rió.
-¿Por qué…?
-¿A qué te refieres?
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Te…? ¿Molesta?
-No…. Solo que me parece raro…-Miró a Sensey y esta sonrió, puso un café frío encima de la mesa y lo miró fijamente. En momentos, una pequeña llama rodeó el vaso, calentando el café. Al deshacerse la llama, Sensey le ofreció el café a Saitou.- ¿Cómo has…? ¿Hecho eso?
-Soy un demonio, por eso manejo el fuego y las sombras. No me cuesta nada preparar el desayuno.-Miró a Saitou sonriendo.
-Ya veo… -Cogió el café, sonrió y se sentó en una silla. Se oyeron ruidos procedentes de la entrada a la cueva, Sensey caminó hacia la puerta pero Saitou la cogió del brazo impidiéndole avanzar.- Quédate aquí, no deben verte…
-E-está bien… -Se convirtió en un pequeño gato negro y se sentó en una silla. Saitou se acercó a la entrada; cinco personas cubiertas por túnicas negras entraron en la cueva y ataron a Saitou con cadenas, dejándolo en el suelo inmovilizado e inconsciente. Sensey escuchó el ruido y se acercó a la puerta a ver qué pasaba, cuando vio a Saitou salió sin hacer ruido de la cocina y se acercó a él sin que las personas cubiertas por túnicas la vieran. Los cinco se quitaron las túnicas y las dejaron caer al suelo dejando ver a dos mujeres y tres hombres, a los que en segundos les crecieron cuernos en la frente y alas negras, iguales a las de los murciélagos. Sensey reconoció que eran los siervos de Satán, seguramente la habían encontrado y Saitou estaba así por su culpa. Rompió las cadenas y estas cayeron al suelo, haciendo bastante ruido. Los siervos de Satán se giraron al mismo tiempo que Sensey volvía a su forma humana, esta vez mostrando un rostro completamente serio, siniestro y amenazador; retrocedieron un par de pasos y empezaron a lanzar bolas de fuego hacia Sensey, pero ella las absorbía todas. Aunque los ataques parecían mortales, a Sensey parecían no afectarle en absoluto.
-¿Quién os envía?-Sensey les miró seria. Los siervos de Satán se transformaron en bestias horribles, eran más grandes que un humano y tenían grandes alas y cuernos con los que podrían atravesar el metal más resistente; sus patas eran idénticas a las de los minotauros  (seres mitad hombre mitad toro), que habitaban en zonas montañosas en el infierno; su cabeza parecía de un humano deformado, con los ojos alargados; y sus colmillos eran como cuchillas, muy afilados. Sensey intentó no asustarse, sabía que a la mínima señal de duda, la atacarían entre los cinco y tendría muy pocas posibilidades de salir con vida. Se transformó en un enorme lobo de pelaje negro y ojos rojos como el fuego. Cogió a Saitou y salió corriendo, alejándose de la cueva. 

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