28 dic 2011

Capítulo 5

Después de una hora corriendo, Saitou se despertó y se agarró a su cuello, casi gritando:
-¡¿Q-qué ha pasado?!
-¿Nos siguen los demonios esos? –Saitou miró hacia atrás con cuidado de no caerse; los demonios no los seguían.
-N-no… No los veo...-Sensey suspiró; saltó un tronco y entró en una cueva que estaba bajo un árbol. Saitou se sentó en el suelo y miró a Sensey, recordó que la perseguían por haber escapado del infierno. - ¿Por qué no me dijiste que también te transformabas en licántropa?
-Lo siento… No recordaba que podía cambiar de apariencia. Hay muchas cosas de mi pasado que no recuerdo… -Sensey rió como una tonta, era irónico que una diosa no recordara su vida.
-Y… ¿Hay algo más que me hayas ocultado? –Saitou siguió la risa y miró a Sensey sonriendo, ella se dio cuenta de que Saitou la miraba de una forma diferente que cuando lo conoció: Ya no había temor ni tristeza, ahora, su mirada reflejaba un sentimiento que Sensey no comprendía.
-No… Que yo recuerde… Ahora tenemos que irnos a buscar a tu hermana... – <Pero no podrás llegar hasta allí…> Pensó. Aunque no lo dijo, Saitou adivinó sus pensamientos.
-Debería quedarme aquí… Solo sería un estorbo…
-Te equivocas… Es solo que… Antes debería enseñarte a pelear como es debido… Tú te quedarás aquí, yo iré a la cueva y recogeré lo necesario para el viaje.
Después de decir eso, Sensey salió de la cueva. Al llegar hasta un árbol rastreando su propio rastro, recordó que los demonios la habían visto en su forma licántropa y debería camuflarse con el entorno. Entonces recordó también que los elfos habitaban en los bosques, y que su cuerpo era tan ligero y flexible que el bosque para ellos era como un camino normal; lo conocían perfectamente y por si los oían podían imitar a los animales; por eso, se transformó en una elfa y saltó a un árbol camuflándose con las plantas. Cuando llegó a la casa, descubrió a los demonios en la puerta vigilando, saltó al árbol y descendió sin hacer ruido; entró a la cueva y caminó hacia el salón. Miró a todos lados y vio su pequeña bolsa plateada, ya no recordaba que la tenía. Se acercó a la bolsa y se la colgó en el hombro; se giró y caminó hacia la cocina, metió algunos alimentos en la bolsa y miró hacia la entrada. Le parecía que antes era más ancha… < ¡Diablos!> Pensó. <Están cerrando la entrada, me han descubierto…> en ese momento, escuchó una voz detrás de ella:
-Así es Señorita, te hemos descubierto y atrapado…
-Ni lo sueñes… -Sensey echó a correr hacia la entrada y saltó con la esperanza de atravesarla entes de que se cerrara, pero fue demasiado tarde. Sensey se quedó encerrada junto a aquellos seres oscuros, y Saitou no podía hacer nada por ella, ya que estaba demasiado lejos. Los demonios empezaron a reírse, les hacía gracia ver a la gente sufrir. Les encantaba manipular a las personas, chantajearlas, hacerlas sufrir, y, finalmente, matarlas. Sensey lo sabía, pues era uno de ellos y había conocido el sentimiento que se siente al descuartizar a un niño pequeño, a una mujer embarazada que suplica por la vida de su hijo… Aun así, estaba atrapada y nadie la rescataría.

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